"No conoceréis el miedo. El miedo mata la mente. El miedo es la pequeña muerte que conduce a la destrucción total. Afrontaré mi miedo. Permitiré que pase sobre mí y a través de mí. Y cuando haya pasado giraré mi ojo interior para escrutar su camino. Allá donde haya pasado el miedo ya no habrá nada. Sólo estaré yo."
Filosofía de Runciter, homenaje a su autor Frank Herbert

domingo, diciembre 18, 2005

  King Kong es el rey de la temporada

- Reviews -
Quien iba a decirnos que un crío neozelandés de 9 años llamado Peter Jackson vería el clásico King Kong de 1933 dirigido por Merian C. Cooper, donde el cuento de la bella y la bestia era trasladado al terreno de la aventura y la fantasía, con Fay Wray como protagonista, y que le marcaría de tal manera que le haría hacerse director de cine en el futuro y tener una especial capacidad y habilidad para este género, que durante años permaneció latente tras sus inicios por los territorios gore de Bad Taste.
El punto de inflexión y que desataría su imaginación y talento lanzándolo hasta límites insospechados fue sin duda la trilogía de El Señor de los Anillos, donde su imaginación y su pulso narrativo exploto como si fuera una bomba atómica, llevándose consigo en la onda expansiva a todo su equipo de trabajo, los chicos de Weta, que a día de hoy se están convirtiendo en el nuevo imperio de fabricación de sueños como dos décadas y media atrás lo fuera la ILM de Lucas.
Así llegamos a nuestra época, un tiempo marcado por los imponentes y espectaculares efectos visuales y los fascinantes mundos en 3D creados por ordenador. Atrás quedó el celuloide en blanco y negro que tan excelentemente pintaba en King Kong. En vista de este cambio Peter Jackson pensó que tenia que hacer un remake destinado a las nuevas generaciones para que la disfrutaran tanto o mas que él, pero adaptado a la tecnología del presente. Y ahora viene el gran problema, ¿Qué hacer para que un remake tenga estilo propio y no sea un plagio descarado y sin sentido como lo fue por ejemplo Psicosis de Gus Van Sant?. Pues simplemente lo que ha hecho Jackson en esta versión, plantear un homenaje brutal a la historia, cosa que ya se aprecia desde los créditos iniciales, ambientándola en los años 30 y meterle una genial presentación y desarrollo de personajes que es lo que no tenia la original. Ann Darrow, una artista de vodevil, que interpreta la genial Naomi Watts, desprendiendo una cautivadora aureola de cine clásico llena de glamour y que trata de sobrevivir en la despiadada jungla que se ha convertido Nueva York, marcada por los síntomas de la depresión del 29, perfectamente mostrado por Jackson, provocando una sensación de desesperación al ver como sus habitantes tratan de conseguir comida o buscar un trabajo por todos los medios. El director neozelandés ha reconstruido al detalle decorados de esta ciudad mientras que los ordenadores de Weta hacían el resto para ofrecer una Nueva York sublime.
Después de la presentación y el encuentro de personajes como Jack Driscoll, un perfecto Adrien Brody, o Carl Denham, un sorprendentemente serio Jack Black, todos ponen rumbo a la imaginación neuronal de Peter Jackson, que no es otra que La Isla de la Calavera, que es vista en todo su esplendor, mostrándonos su universo particular repleto de criaturas salidas de una pesadilla prehistórica, dinosaurios, insectos gigantes, y sobre todo un simio con personalidad propia de nombre Kong detrás del cual se encuentra otro gigante, Andy Serkis, que se aprendió los movimientos y reacciones de estos animales visitando parques naturales en Ruanda o en zoológicos de todo el mundo.
El Kong de Weta es una autentica gozada, como han conseguido que transmita emociones a través de su rostro o sus gestos además de lograr un realismo brutal. Si, es cierto que los Brontosaurios y su estampida cantan en exceso, ¿pero a quien le importa eso?, a mi no desde luego, ya que prefiero alucinar con la estupenda sensación de fantasía y aventura que rodea a los personajes, como ese poblado indígena totalmente aterrador o la genial captura del simio donde Naomi Watts demuestra su total entrega emocional hacia él.
Pero si con La Isla de la Calavera Peter ya nos dejo extasiados, no es nada comparado con lo que viene después de vuelta a Nueva York y el caos que desata Kong tras ser exhibido públicamente. El clímax final en el Empire State Building es lo mas alucinante que yo he visto en años, no solo porque está rodado genial y espectacularmente para que dicho rascacielos luzca, sino porque además los dos personajes implicados emocionalmente, Ann y Kong, están en el momento mas alto de su evolución, esta converge en el espectador hasta el punto de llegar a emocionar y se ven envueltos en medio de un drama que provocan los biplanos al atacar al simio. A eso se le llama una escena épica.
La historia emocionalmente funciona a la perfección, Ann muestra sus encantos como artista y Kong se enamora de ella locamente. Ella se da cuenta de que también siente algo por él en escenas tan preciosas como la del hielo que rebosa ternura, esa sonrisa que marca la cara de Ann dice muchas cosas y hace que el público se crea su relación.
Tengo que hablar de James Newton Howard y su excelente banda sonora que ha compuesto en tiempo record y con mucha presión para concluirla a tiempo tras el despido de Howard Shore a falta de un mes del estreno, sin duda una de las mejores de año, con un uso de coros exquisito y un tema principal muy logrado.
Pero esta versión también tiene algún defectillo que le resta algunas décimas y que evita que King Kong sea una película redonda como por ejemplo el abuso de las ralentizaciones en la Isla, que acaban mareando un poco, o las interminables escenas de acción, una detrás de otra que se suceden sin dar un respiro.
Pero todo esto no quita para que esta película no se convierta en una de las mejores de la temporada, con un ritmo espectacular y más teniendo en cuenta su tremenda duración, 3 horas y 7 minutos. Jackson ha vuelto a revolucionar el género, como ya lo hiciera con la trilogía del anillo, ahora nos ha revitalizado la aventura fantástica con un espectáculo de 207 millones de dólares, demostrando de nuevo que este director es un gran contador de historias, es el Spielberg del siglo XXI.

Nota: 9